Nahuizalco



Fue una epidemia de cólera la que originó las fiestas. Los antepasados de quienes hoy habitan Nahuizalco, sufrieron hace décadas por la enfermedad. Oraron a San Juan Bautista para que alejara el mal y en agradecimiento, dedican las fiestas patronales.
Quien llega de visita, puede aprovechar cualquiera de las numerosas ventas de productos artesanales, especialmente muebles elaborados en madera y mimbre. Hay ventas de yuca cocida casi en cada esquina, y mucha hospitalidad.

La noche tiene su atractivo. Mientras las calles permanecen tranquilas y con muy poca delincuencia, cerca del templo se encuentra el mercado municipal. Una costumbre que data de los orígenes de la población, mantiene abierto el mercado hasta entrada la noche. Es curioso observar los canastos iluminados por la luz de velas.

Su proximidad con Sonsonate, que se encuentra a menos de diez kilómetros, ha hecho llegar mucho desarrollo. Pero quienes desean alejarse de áreas pobladas, pueden visitar el nacimiento del río Arenal, situado a unos 400 metros del desvío que conduce al cantón del mismo nombre.

“En vacaciones, uno de los sitios más visitados, es la “Poza Las Vueltas”, a unos dos kilómetros del área poblada.

Otro atractivo es el “Salto de los Pericos”, situado en el cantón Anal Arriba. Tiene dos fuentes y dos caídas de agua.

También se puede visitar el “Salto del Río Papalualte, en el mismo cantón.

PANCHIMALCO



Traducido del nahuat, Panchimalco puede significar “Lugar de escudos y banderas”, pero es más conocido como el pueblo donde celebran la “Feria de las flores y las palmas”.
En esta fiesta que atrae a cientos de turistas, tanto nacionales como extranjeros, se experimenta la devoción, la fe en su más alta expresión, con actividades religiosas como la procesión de la Virgen María, a quien le ofrecen palmas decoradas con flores coloridas, así como cohetes bravos que resuenan en todo el municipio, para luego participar en la solemne misa, celebrada en la parroquia Santa Cruz de Roma, un monumento nacional cuya construcción comenzó en 1665 y fue terminada en 1730. Toda una joya del barroco.

Aunque también es el momento de demostrar la otra alegría, la menos religiosa, con los bailes populares: “Los chapetones”, “Los historiantes”, cuyos ejecuntantes, algunos, alegran sus almas con el agua espirituosa, de aquella que quema cuando baja al estómago, para luego danzar al ritmo del pito y el tambor.

Las ruedas mecánicas se posan cerca de la iglesia, y el bullicio de los vendedores de dulces y el murmullo de los feligreses y los no tan fieles alegra el ambiente. Panchimalco es así, es un lugar de fiesta donde juegan un papel importante las cofradías. Ahí existen casi 20.

Cofradía (en latín “cum fratre”) significa (con el hermano) y es un legado español desde la colonia. Según el Derecho Eclesiástico, la cofradía es una reunión de fieles que, con aprobación del ordinario, se erigen en las iglesias para auxiliar al clero en su sostenimiento y contribuir a la suntuosidad del culto.